El Sendero del Concilio: Un Círculo Sagrado de Transformación

Cómo los Círculos de Hombres nos Ayudan a Sanar, Escuchar y Despertar Juntos
Este fin de semana del Día de la Madre de 2025, salí de mi Círculo Mensual de Hombres con una profunda esperanza, por mí mismo, por mis hermanos, por mi país y por nuestra humanidad compartida.
Cada segundo sábado del mes, nos reunimos en el Parque Griffith de Los Ángeles, continuando una práctica que comenzó en un pequeño parque en la ciudad de Alhambra en el verano de 2009. Nos llamamos “Hombres en el Camino”.
Mi nombre es Samuel Pérez. Viví UMBRALES – Ritos de Paso para Hombres en 2011 en Julian, California. Como solemos presentarnos en el concilio y en AA, digo: “Soy Samuel y soy alcohólico”. Pero, a decir verdad, mi camino hacia la iluminación comenzó mucho antes del 2011… aunque no estoy seguro de cuándo. Quizás empezó cuando me iniciaron en mi falso yo en el ejército, o cuando me casé y me convertí en padre a los 19 años. Quizás empezó buscando aceptación a través del servicio, en la iglesia, en los Boy Scouts y en el trabajo comunitario, intentando ganarme la vida y descubrir quién soy realmente.
Lo que sí sé es que en mis UMBRALES recibí muchos regalos. Uno de los más duraderos fue el sendero del Concilio, una práctica sagrada de reunirse con hombres con ideas, espíritu y corazón afines.
El Concilio me mostró que había estado transitando la vida sin claridad, propósito ni verdadera intención. Me abrió los ojos a una forma diferente de vivir. Me recordó que el camino de la transformación no se hace solo. Es un camino de conexión, de vulnerabilidad compartida, y de comunidad.
El Camino del Concilio no es solo algo que hacemos, más bien, es una forma de ser y de estar… juntos. Se trata de escuchar atentamente y hablar con honestidad desde el corazón. Se trata de reconocer que la sabiduría no reside en una sola persona, sino en el espacio sagrado entre nosotros.
Illuman enseña que el Espíritu a menudo habla, no a través de grandes proclamaciones, sino a través de la sabiduría silenciosa de un círculo de hombres que se atreven a presentarse con el corazón abierto. En el concilio, he encontrado sanación. He encontrado hermanos. Me he encontrado a mí mismo. He llegado a creer que los pequeños Grupos de Hombres son el corazón y el alma de nuestro Camino de Iluminación.
Este viaje ha sido verdaderamente una fuente de vida. Cada paso, tanto el hermoso como el doloroso, lo he sentido como algo sagrado que se ha ido revelando ante mis ojos a su debido tiempo . Algo en mí se ha suavizado, cambiado, despertado.
Ya no soy el hombre que se sentó en ese círculo hace 16 años. Como siga en este camino y continúe reuniéndome con mis hermanos, espero que en unos cuantos años más adelante, permitiendo que un “Poder Superior” me siga transformando, no sea yo el mismo hombre que hoy escribe esto. Y por eso, estoy profundamente agradecido. A cualquier hombre que busque significado, plenitud o un lugar donde ser visto plenamente, lo invito a encontrar un círculo. Siéntese. Exprese su verdad. Escuche profundamente.
El viaje no está destinado a recorrerse solo. Es por eso que la periodista filipina Maria Ressa enfatiza una una profunda verdad en su frase: “Soy porque somos”.