El Concilio

Concilio

 

Illuman - Camino de Concilio

Illuman Concilio del Hombre

El camino del concilio nos permite practicar la autenticidad. Requiere profunda apertura para escuchar y hablar desde el corazón, así como un compromiso a la transparencia y a la compasión.  Es una práctica ancestral que data desde los pueblos originarios indígenas, particularmente de Norte América.

ConcilioUna imagen concreta que puede ser útil es de una vasija o recipiente. Los participantes del concilio son parte de este recipiente y lo sostienen para que todos puedan descargar o derramar en él, lo que se comparte durante el concilio.

El concilio se rige por cuatro principios fundamentales:

Escuchar Con el Corazón

Esto significa escuchar atentamente al interlocutor de turno sin juzgar como bueno o malo lo que comparte y sin necesidad de estar de acuerdo con lo que comparte. Se debe de hacer una intención consciente de escuchar compasivamente. No es permitido responder, aconsejar, ni opinar sobre lo que alguien haya compartido en concilio. La tarea de cada miembro del círculo es sostener el recipiente y atesorar como sagrado lo que se derrama en él.

Hablar Desde el Corazón
Ser Austero de Expresión
Ser Espontáneo

Importante

La confidencialidad es un requisito sumamente indispensable para el buen desarrollo del concilio. Todos, sin excepción deben comprometerse a no divulgar aquello que en concilio se ha compartido. Ni siquiera es apropiado dialogar con algún miembro en particular, fuera de concilio, lo que éste compartió allí, a menos que él mismo pida hacerlo.

Los pueblos ancestrales que aún utilizan la práctica del concilio utilizan “El Bastón de la Palabra.” Esto es un objeto sagrado (o con un significado especial) que sirve para determinar quién es la única persona con la autoridad de hablar en ese momento. Solamente aquel que sostiene el bastón de la palabra es el que puede hablar, los demás miembros se disponen a escuchar con el corazón.  La autoridad de hablar se cede, cuando el bastón de la palabra se coloca de vuelta en el centro del círculo. Así alguien más puede tomarlo y de esa forma recibe la autoridad para dirigirse al concilio.

IMPORTANTE – Hay veces que no se desea compartir nada más que la presencia. El silencio también es un regalo que puede ofrecerse a la hora de compartir.

Cómo reunirse en concilio

Ejemplo de una estructura para un círculo de hombres en concilio:

 

  1. Tocar tambores – El tambor es un instrumento ancestral que nos recuerda el palpitar del corazón y así nos transporta al seno de nuestra Pachamama – la madre tierra. Al tocarlo en concilio, nos une en un solo ritmo y nos ayuda entrar en presencia sagrada.
  2. Contemplación – Después de los tambores, se recomienda centrarse por medio de unos minutos de silencio contemplativo. Se recomienda el uso de mantras para estar exclusivamente en el momento presente. Uno puede enfocarse en su propia respiración utilizando la expresión Yahveh que nuestros padres en la fe, los judíos utilizban para Dios. Al inhalar se puede expresar YAH… y al exhalar se expresa VEH…: Yah…veh…; Yah…veh…; Yah…veh…; Yah…veh…
  3. Registrarse – Este es un simple acto de presencia en donde cada miembro del concilio comparte cómo se encuentra en ése momento; cómo llega a la reunión; qué ha sucedido en su vida…
  4. Dedicación – Se invita a cada uno a que exprese una intención por la cual desea ofrecer el tiempo en concilio. Puede ser para el crecimiento propio; para la salud de un ser querido; por la paz mundial; etc. Se puede encender una vela y tocar una campana (o cuenco de meditación) para indicar que ha terminado de hacer su dedicación.
  5. Enseñanza y Compartimiento – Este es el momento cuando se comparte una enseñanza, o se invita a que cada uno comparta sus respuestas sobre algunas preguntas previamente preparadas. Se puede hacer uso de la lectura espiritual y compartir lo que a cada uno la lectura le haya dejado, lo que haya encontrado desafiante o pertinente para su propia vida.
  6. Paso de Coherencia – Antes de despedirse, se desafía a cada miembro del círculo a que se comprometa a “trabajar” en algo para el mejoramiento de su persona en pro del bienestar de su entorno inmediato, de su comunidad o de toda la humanidad.

 

Se cierra el concilio con una oración, un gesto de paz y el compromiso de volverse a reunir.